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martes, 6 de enero de 2009

GOMORRA



Yo que no soy especialmente cinéfilo, me pongo a la tarea de crear esta entrada porque creo que merece la pena. O al menos, a mi, me la merece.

Hace unos días vi la película, y pasé un rato más que interesante. Confieso que en días anteriores la había visto a retazos. Pero, este último, la vi de tirón. Eso si, con mi whisky y mi cigarrito, que si en el cine se pudiese fumar, seguro que yo iba más a las salas comerciales.

Cuando hablo con amigos que han leído la novela de Roberto Saviano, me dicen que el film nada tiene que ver con el libro y que si es pobre y que... Supongo que estas cosas pasan por exigencia necesaria de lo que es el lenguaje del cine. Yo recuerdo películas como “La hora 25” o “El nombre de la rosa” cuyos libros originales he leído, y me gustan tanto las unas como los otros. De la misma manera que reconozco auténticos disparates de obras literarias llevadas al cine. Y no pongo ejemplos que, para hablar mal, mejor callar.

El caso, que es lo que me traía aquí esta noche, es que Gomorra me ha llevado de la mano a mis años de juventud, cuando el neorrealismo italiano era casi el pan de cada día y nuestra Magnani nos dejaba con la boca abierta y el corazón encogido.

Y resalto de la película, por encima del libro, que no he leído, el dibujo a saltos de la historia. Uno de ellos es el barrio en el que se desarrolla la vida que describe: Secondigliani. Según dijo una vez un comisario, "en cuanto se calme un poco la cosa en Irak, Secondigliano volverá a ser el lugar más peligroso del planeta". En otros se esboza cómo se reclutan niños para el tráfico de drogas al aire libre o el funcionamiento de la industria textil en Tersigno (alta costura en el Todo a 100).

La película también repasa el negocio de los residuos tóxicos y, como telón de fondo, narra la historia de dos adolescentes que creen poder con el sistema.

(Fuente: El País, 12/05/2008).

La pirámide del Poder; el escaso valor de la vida; la supervivencia. Son notas que me quedan de esta película. Un amigo me comentaba esta noche que, en U.S.A., la Mafia, tuvo que revisar su esquema de comportamiento, porque si seguía matando se quedaba sin mano de obra.

Puede que tenga razón, pero en la película se demuestra claramente que la Camorra no ha llegado a esa conciencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Manuel:

¡Las casualidade de la vida! Mi hijo me ha regalado la novela. Ya te contaré.

Javier